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  • Foto del escritorPaulina Sallés Bastarrica

UNA BUENA CUARENTENA EN SOLEDAD



En columnas anteriores hablamos de los efectos psicológicos de la cuarentena y de cómo ésta se despliega en el contexto de familias con niños en que los padres deben trabajar de manera remota u online. Se entregaron recomendaciones para poder sobrellevar el encierro y el aislamiento de la mejor manera posible, utilizando estrategias y generando instancias que permitan cumplir con las exigencias del trabajo, las tareas y la entretención de los niños, además de las labores domésticas.


Hoy voy a hablar de la realidad de quienes viven solos y han decidido o han tenido que pasar la cuarentena sin compañía, y voy a entregar consejos que posibiliten un mejor tránsito por este período. Algunos de ellos resultarán útiles también para quienes viven acompañados.


Quisiera comenzar diferenciando dos tipos de soledad, muy disímiles entre sí y que en inglés se denominan con palabras diferentes; “Loneliness” y “solitude”.


Con la palabra Loneliness se hace referencia a la soledad impuesta por carencia de compañía, que suele ser involuntaria y se vive con tristeza o melancolía. Por ejemplo, aquella que afronta una persona que cambia de ciudad o de país y que no ha generado vínculos, o la que experimentan muchos adultos mayores, confinados en sus casas sin compañía alguna y con poco o nulo apoyo familiar y social.


Solitude, por otro lado, es la soledad voluntaria, aquella que se busca y se experimenta con agrado, con una sensación de serenidad y bienestar. Como por ejemplo, cuando uno quiere ir a dar un paseo solo para pensar, o cuando se decide rechazar panoramas el fin de semana para disfrutar de estar con uno mismo.


Existe un grupo, no menor, de personas que disfrutan de su soledad y que están acostumbradas a pasar sin compañía gran parte de su tiempo, sin que ello implique que no cuenten con redes sociales (amigos, familia) de calidad. Ellas son las que permanecen mayormente en un estado de “solitude”. Otro grupo, es el de las que viven solas, pero suelen experimentar esta condición con algo de incomodidad o tristeza, por lo que permanentemente buscan estar en contacto con otros para no conectarse con esas emociones (“Loneliness”). Para estos últimos, el aislamiento de la cuarentena puede ser más complicado que para los primeros, si no toman las medidas necesarias. Sin embargo, es casi inevitable que los del tipo “solitude”, también puedan experimentar sentimientos de tristeza, angustia o desazón en algunos momentos, sobretodo en la medida que la cuarentena se vaya extendiendo.


A las emociones asociadas al encierro y al aislamiento, se suman las inquietudes financieras, además de la preocupación y el temor que todos tenemos a que se enferme alguno de nuestros seres queridos, principalmente si se encuentra en la población considerada de riesgo para el Coronavirus.


La buena noticia, es que existen muchas medidas que podemos adoptar para transitar positivamente este aislamiento.


Lo primero es proponerse que éste sea un tiempo provechoso y esforzarnos al máximo en utilizar todos los medios disponibles para mantener un buen estado de ánimo e intentar no meterse en problemas por los quebrantos psicológicos que podemos llegar a experimentar de vez en cuando, ya que el aislamiento prolongado, sin tener los cuidados necesarios, puede generar problemas de salud mental.


Y AQUÍ VAN MIS RECOMENDACIONES:



1. Mantén el contacto con tu círculo familiar y social. Llámalos por teléfono, chatea con ellos y haz videoconferencias. Existen aplicaciones en las que se puede tener reuniones grupales online. Esto permite que puedas mantener actividades que frecuentemente tenías, modificando el método y el contexto. Puedes juntarte con amigos a comer, como antes lo hacían, pero ahora a través de una pantalla. Celebrar cumpleaños y otras fiestas en una nueva modalidad. La apertura y la creatividad jugarán un rol muy importante en lo divertidas que puedan resultar estas actividades.


2. Habla abiertamente de tus sentimientos con las personas en las que más confías y permíteles también desahogarse contigo. No temas preocuparlos, piensa que todos pasaremos por momentos difíciles en estos tiempos y, compartir nuestra experiencia interna posibilita un apoyo mutuo fundamental y nos da la certeza de que lo que estamos sintiendo es normal.


3. Pide ayuda cuando lo necesites y preocúpate por auxiliar también a tus seres queridos, principalmente a los mayores y a las personas con necesidades especiales de tu círculo social. Mantén además, contacto con vecinos con los que tengas confianza. Si bien, las posibilidades de colaborar entre nosotros disminuyen en los períodos de reclusión, debemos estar dispuestos a dar y recibir información relevante, apoyo emocional y, en cierta medida práctica; por ejemplo, ayudándonos con las compras o intercambiando productos e insumos, obviamente, manteniendo los resguardos higiénicos necesarios para evitar el contagio.


4. Mantén una rutina estable. Intenta levantarte todos los días a la misma hora, dúchate y cámbiate de ropa como si fueras a salir. Dale al trabajo y/o al estudio el tiempo que corresponde, deja espacio para el ejercicio y para la distracción. Aliméntate bien, haz tus comidas en los horarios que solías hacerlo e intenta mantener la higiene del sueño.


5. Como esbocé anteriormente, ejercítate. Busca videos o pide a tus amigos que te envíen rutinas de ejercicios de acuerdo a tus gustos e intereses. La actividad física es el antidepresivo natural más efectivo, pues libera endorfinas y otras hormonas fundamentales para nuestro bienestar.


6. Haz planes para comenzar o retomar actividades que siempre quisiste hacer, pero no concretabas por falta de tiempo. Aprende algo nuevo (hay muchos cursos y tutoriales online que pueden servirte), haz trabajos manuales relacionados con tus gustos e intereses, aprende algún idioma, un oficio o cualquier cosa que pueda practicarse entre cuatro paredes. Puedes perfeccionarte en algo que ya te guste hacer para que, terminado este período seas un/a especialista.


7. Ve las películas y series que tienes pendientes, pero no exageres. Estar todo el día pegado a Netflix, Youtube o a la TV puede generar adicción y otros problemas psicológicos, al mantenerte mucho tiempo inmerso en la ficción y en una actividad rutinaria que no requiere mayor esfuerzo mental.


8. Limita el tiempo que dedicas a informarte acerca del Coronavirus. La sobre-exposición y el exceso de información, principalmente cuando se trata de malas noticias, puede estresarte más de la cuenta, confundirte y aumentar el miedo. No te expongas a videos o imágenes con contenido que sepas que te puede afectar negativamente.


9. Si no estás trabajando, mantén activa tu mente y ejercítala, por ejemplo, haciendo crucigramas, sudoku o leyendo libros que te interesen, pero habías relegado por falta de tiempo.

10. Escucha música de tu agrado y tómate la libertad de cantar y bailar sol@ en tu casa para disfrutarla en todo su esplendor.


11. Evita entrar en contacto con ex parejas o personas con las que hayas salido sin resultados positivos. En general, existen razones concretas por las que dejaste de estar con ell@s. Como dicta el dicho popular “la necesidad tiene cara de hereje” y, el confinamiento puede gatillar una necesidad de contacto amoroso, aunque sea virtual y teñido de autoengaño. Borra el número de teléfono de “aquella persona”, bloquéala de tus redes si es necesario y habla con tus amigos que conocen esa historia para que te ayuden a reprimir los impulsos de retomar el contacto.


12. Si eres de l@s solter@s que gustan de las aplicaciones de citas, cambia los encuentros presenciales por reuniones virtuales (con los resguardos necesarios). El hecho de estar encerrado no implica que no puedas conocer a otras personas.

Quítate los prejuicios y permítete experimentar, eso sí, sabiendo que se trata de plataformas, a veces frías. Por lo mismo debes tomarlas sin tanta seriedad, como un juego, pero con respeto hacia tí mismo y a la persona que está al otro lado de la pantalla. Ten en cuenta que, en esos espacios hay gente desagradable, pero también hay personas simpáticas e interesantes abiertas a conocer a alguien como tú. Puedes pedirle a algún/a amigo/a con experiencia en estas aplicaciones que te oriente para que puedas usarlas de manera más segura y positiva.


13. Evita los excesos. En períodos como éste es normal que aumente la ansiedad y, con ella, el deseo de comer más, beber alcohol o acrecentar otros vicios. Es importantísimo mantener un equilibrio limitando el consumo y realizando cada actividad con moderación para que no tengamos que lamentar resultados indeseados.



14. Busca la ayuda de especialistas en salud mental en caso de sentir un malestar emocional que supere tus recursos. Es fundamental estar alerta a las señales del cuerpo y de la mente, manejar el estrés y evitar la depresión.

Si ya estás en tratamiento psicológico y/o psiquiátrico, éste es el peor momento

para dejarlo. Y, si sientes que necesitas comenzar a tratarte, en la actualidad somos muchos los profesionales que realizamos atención online, a través de plataformas como whatsapp, Skype, Hangout, Zoom y otras. Si bien, se pierde la riqueza de estar frente a frente en un lugar privado, la calidez del vínculo y la comunicación fluida se mantienen perfectamente. Hace 5 años que atiendo en esta modalidad a personas que viven fuera del país, de la ciudad o que, por diferentes razones no pueden acudir regularmente a mi consulta, por esa razón doy fe de que es un muy buen sistema.


Cuidémonos, seamos responsables, innovadores y suficientemente flexibles con nosotr@s mismos. “No queremos terminar locos, deprimidos, dementes, más gorditos, alcohólicos ni peleados con la mitad de Chile. Tratemos de que, para cuando esto termine, tengamos vínculos de mayor calidad, estemos más sanos, nos conozcamos más y mejor, seamos más cultos y expertos en lo que nos concierne, hayamos desarrollado habilidades nuevas y podamos salir de nuestras casas con mayores herramientas, siendo mejores personas, queriendo y respetando más a toda la humanidad y a la naturaleza en su totalidad”.


Espero que estos consejos hayan sido útiles y, como siempre, les pido que compartan este escrito con las personas que puedan necesitarlo.


Nos encontramos en una próxima columna…


Paulina Sallés Bastarrica

Psicoterapeuta de Adultos














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