¿Qué y cuáles son los trastornos del ánimo?
- Paulina Sallés Bastarica
- 5 sept 2019
- 3 Min. de lectura
El objetivo de esta columna, es exponer y describir brevemente los trastornos afectivos de manera que podamos ser capaces de identificar, síntomas que nos permitan consultar a tiempo para recibir el tratamiento adecuado en caso de tener alguno de ellos.
Los trastornos afectivos o del estado de ánimo se caracterizan por alteraciones emocionales permanentes o en periodos prolongados; de tristeza excesiva (depresión), de exaltación o euforia (manía), o de ambos. Se habla entonces de trastornos del ánimo del espectro “monopolar” o “bipolar”.
Cuando hablamos de trastornos afectivos, inmediatamente pensamos en la depresión, pero la verdad es que existen varios cuadros pertenecientes a esta categoría.
Algunos ejemplos son los siguientes:
Trastornos depresivos:
Se caracterizan por una tristeza de intensidad o duración suficiente como para interferir en la funcionalidad cotidiana y, en ocasiones, por una disminución del interés o del disfrute de actividades que antes pudiesen haber sido placenteras.Los síntomas que caracterizan los trastornos depresivos son variados. Generalmente no se presentan todos juntos, pero se requiere la presencia de cierto número de ellos para hacer el diagnóstico. Algunos ejemplos son los siguientes:
Estado de ánimo deprimido
Disminución del interés por actividades
Pérdida o aumento de peso
Insomnio o hipersomnia
Agitación o retraso psicomotor
Pérdida de la energía vital
Sentimiento de inutilidad
Disminución de la capacidad de pensar
Trastorno depresivo persistente: Antes llamado “Distimia” es una forma de depresión crónica, con síntomas menos severos, pero que duran más que otras formas de depresión.
Trastorno de depresión mayor: Se diagnostica cuando se han manifestado episodios depresivos mayores recurrentemente a lo largo de la historia clínica de la persona. Frente a dos episodios depresivos mayores, ya existiría la sospecha de un trastorno de depresión mayor.
Depresión relacionada con una enfermedad física: Se presenta cuando una enfermedad genera ciertos efectos físicos que conducen a un estado de ánimo deprimido persistente y a la pérdida significativa del placer en todas las actividades o en gran parte de éstas.
Depresión inducida por el consumo de drogas o medicamentos: Síntomas de depresión que se presentan durante o después (síndrome de abstinencia) del consumo de sustancias o medicamentos.
Trastorno afectivo estacional: es un tipo de depresión que se presenta con el cambio de estaciones. Por lo general, comienza finalizando el otoño y desaparece durante la primavera y el verano. No obstante, aunque menos común, hay quienes tienen episodios de depresión que comienzan en la primavera o el verano.
Trastornos del espectro bipolar:
Trastorno Bipolar de tipo I: Considerada la forma clásica del síndrome, en la que los pacientes experimentan episodios recurrentes de manía y depresión.
Trastorno Bipolar de tipo II: Los pacientes experimentan una forma de manía más leve, llamada hipomanía, que alterna con episodios de depresión.
Trastorno bipolar no especificado (TBNE): Conocido también como “trastorno bipolar por debajo del umbral”. Los pacientes tienen síntomas maníacos y depresivos, pero no cumplen con los estrictos criterios de un tipo específico de trastorno bipolar.
Trastorno disfórico premenstrual: Implica síntomas de depresión asociados a los cambios hormonales que comienzan una semana antes del inicio del período menstrual, que mejoran unos pocos días después, y que son mínimos o desaparecen después de que finaliza el período.
Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo: trastorno de irritabilidad crónica, grave y persistente en los niños, que, a menudo, comprende berrinches frecuentes que no son coherentes con la edad de desarrollo del niño.
En conclusión, podemos observar que los trastornos del ánimo son diversos, aunque tengan ciertas similitudes sintomáticas y, por tanto, requieren tratamientos diferentes.
En la mayoría de las personas, los trastornos del estado de ánimo pueden tratarse con éxito con psicoterapia y/o medicamentos. Sin embargo es importantísimo consultar frente a la sospecha de estar padeciendo alguna de estas afecciones para evitar llegar a un punto en que el sufrimiento termine limitando más nuestras posibilidades de tener una vida funcional y suficientemente placentera.

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