Mindfulness: ¿Qué es y para qué sirve?
- Paulina Sallés Bastarica
- 2 abr 2018
- 3 Min. de lectura

Mindfulness, traducido al castellano como “Atención Plena”, es una herramienta proveniente de la Meditación Budista, que fue integrada a Occidente y al estudio científico desde la Psiquiatría por el médico estadounidense Jon Kabat Zinn, tras haber trabajado con diversos Maestros Budistas. En 1979 fundó en la Universidad de Massachusetts una clínica para la reducción del estrés y desarrolló un programa orientado al mismo objetivo. Con el pasar del tiempo esta herramienta ha ido tomando cada vez más relevancia, debido a la constatación de los múltiples beneficios que tiene esta práctica en diferentes problemáticas, personas y contextos. En la actualidad existen muchos estudios neurocientíficos que avalan plenamente los beneficios de la práctica constante y sostenida de la atención plena.Jon Kabat Zinn define "mindfulness" como "el arte de vivir de manera consciente”, aclarando que se trata de una práctica secular que no entra en conflicto con la ciencia ni con la religión. También lo describe como “La capacidad de estar en una relación sabia y significativa con nuestra experiencia, tanto interna como externa, con uno mismo y con los otros", considerando que esa capacidad de conciencia alerta ("awareness") es innata en el ser humano.
Mindfulness consiste en centrarse en el momento presente, de forma activa y deliberada, siendo consciente de lo que se está haciendo, sintiendo o pensando. Constituye una práctica en la que intenta prestar atención y observar sin emitir juicios y sin pretender controlar, aceptando la experiencia tal como se nos presenta.
Se requiere una actitud abierta y curiosa, condición que puede definirse como “mente de principiante”, como la de un niño que lo percibe todo por primera vez. Sólo de este modo podemos acceder a nuestra experiencia inmediata, aceptándola sin realizar valoraciones, con independencia de su valor positivo o negativo, de lo agradable o desagradable que puede ser y sin controlarla ni reducirla a definiciones.
Se requiere aclarar que, en ningún caso se trata de “poner la mente en blanco”, pues eso es imposible, ya que los pensamientos siempre están asaltando la mente. Consiste en centrarse en el presente, siendo consciente de los pensamientos pero sin dejarnos llevar por ellos. Esto nos permitirá observar “la realidad” con mayor claridad evitando que la mente divague en fantasías o que la experiencia se enmarque dentro de nuestros esquemas habituales de pensamiento. De esta manera podemos vislumbrar una salida del patrón psicológico a través del cual rechazamos todo aquello que no nos gusta intentando evitar el malestar, o nos dejamos llevar por el deseo ciego orientado hacia aquello que queremos lograr u obtener; ambas fuentes de ansiedad y frustración.
Con Mindfulness no se busca el control directo de las emociones y sensaciones, sino más bien experimentarlas tal como ocurren, comprendiendo el devenir natural de las cosas y siendo conscientes de cómo todo cambia de manera permanente (ley de la impermanencia). Nos permite echar a andar los mecanismos de regulación emocional y fisiológica de manera indirecta, a partir de la experimentación de estas mismas en un espacio de claridad y apertura.
La atención plena puede ser practicada en un contexto formal, mediante la meditación (sentado, en movimiento, exploración corporal, etc.) o de manera informal, en las actividades cotidianas; por lo que puede adaptarse a las necesidades y a la disponibilidad de tiempo del mundo moderno.
Las neurociencias han demostrado que, debido a la “plasticidad cerebral”, es posible establecer que la práctica constante y sostenida de la meditación de Atención Plena, genera cambios en la estructura cerebral. Se ha comprobado además que Mindfulness tiene efectos positivos en diferentes áreas.
Disminuye la ansiedad.
Activa zonas del cerebro relacionadas con el bienestar.
Aumenta la capacidad de concentración y memoria.
Contribuye a mantener el equilibrio emocional y el foco mental en situaciones desafiantes.
Permite una mayor claridad en la toma de decisiones y una mayor creatividad en la resolución de conflictos.
Aumenta la calidad de las relaciones interpersonales.
Ayuda a manejar positivamente las emociones.
Disminuye el estrés y aumenta la capacidad de gestionar situaciones estresantes.
Crea y sostiene hábitos saludables.
Aumenta la conciencia corporal, disminuyendo las contracturas y permitiendo evitar lesiones y accidentes.
Minimiza el ausentismo laboral.
Mejora la comunicación.
Aumenta la motivación.
Aumenta la satisfacción personal y la calidad de vida.
La atención plena está siendo utilizada en el ámbito clínico para manejar el dolor crónico y para tratar afecciones psicológicas y psiquiátricas, entre otros. También está siendo ampliamente utilizada como técnica de autocuidado para personas sometidas a altos niveles de estrés y con riesgo de burnout y, a nivel empresarial para aumentar el grado de satisfacción de los trabajadores, aumentar el rendimiento, mejorar el clima laboral, etc.
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