Chistes de Psicología
- Compilación de Paulina Sallés Bastarrica
- 5 ene 2011
- 3 Min. de lectura

La psicología, igual que todas las profesiones, tiene aspectos que, al ser vistos de una forma humorística pueden resultar muy graciosos. Es así, como las benditas mentes creativas han generado chistes que le permiten a la gente reírse de nosotros y, a nosotros reírnos de nuestra propia profesión. A continuación presento una selección de aquellos que me resultan más simpáticos:
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¿Cuántos psicólogos se necesitan para cambiar una ampolleta?
Sólo uno, pero la ampolleta debe estar dispuesta a ser cambiada.
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Dos amigos con problemas de enuresis nocturna (se hacían pipí en la cama) deciden ir al psicólogo. Pedro escoge un terapeuta cognitvo conductual y Antonio uno experiencial. Luego de unos meses se reencuentran en una esquina
A: ¡Pedro!… ¿Cómo éstas de tu problema?
P: Estoy perfecto desde que voy a terapia. Todo gracias a que cada vez que me orinaba, sufría una pequeña descarga eléctrica por un aparatito que me dio mi psicólogo que está investigando casos como el mío. Desde la tercera descarga no volvió a pasarme nunca más ¿Y tú cómo vas?
A: ¡Excelente!… Me orino todas las noches, pero me importa un carajo porque aprendí a quererme y aceptarme tal cual soy.
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RING … RING … Bienvenidos a la línea de atención telefónica de Psicología atiende. Por favor, siga las instrucciones:
Si usted es obsesivo compulsivo, marque 1 repetidamente y luego de dos minutos apriete 4 múltiplos de 3. Si se equivoca debe volver a hacer lo mismo pero al revés cuantas veces sea necesario.
Si usted es codependiente, pídale a alguien que marque el 2 por usted.
Si tiene personalidades múltiples marque 3, marque 4, marque 5.
Si usted es paranoico, nosotros ya sabemos quién es usted, sabemos lo que hace y lo que quiere, de modo que espere en línea mientras rastreamos su llamada.
Si sufre alucinaciones, tome ese teléfono gigante de colores que usted, y solo usted ve a su derecha y espere a que la vocecita en su cabeza le indique qué número marcar.
Si sufre de indecisión, deje un mensaje después de escuchar el tono.. o antes del tono…, o después del tono …o durante el tono… Decida usted cuándo dejar el mensaje.
Si tiene problemas de autoestima, cuelgue y no vuelva a llamar. Nuestros operadores están atendiendo a personas más importantes que usted.
Si es una persona insegura, busque a alguien para que le ayude a marcar el 6, porque seguramente no será capaz de hacerlo solo
Si usted tiene depresión, da lo mismo qué número marque, nadie le va a contestar.
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No soy obsesivo, no soy obsesivo, no soy obsesivo, no soy…no soy… obsesivo… obsesivo… No… obsesivo… ¿Soy?… No soy… ¿No?… No soy obsesivo… No soy obsesivo… No soy obsesivo…
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El perro de Pavlov presume con sus amigos perrunos:
-La verdad es que me ha costado bastante condicionar a Pavlov, pero lo he logrado. Ahora, cada vez que empiezo a salivar, él toca una campanita y anota.
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Un tipo va al Psicólogo. Este le pregunta: Cuál es su problema? Y el paciente responde: Mi problema es muy grave. Creo que me estoy volviendo loco. Últimamente cuando me acuesto, antes de apagar la luz se me aparece un enanito verde a los pies de la cama. Me mira fijo y me pregunta: ¿Hiciste pipí? Y yo… ¡Me meo en la cama!
El psicólogo anota, y le dice: Bueno, vamos a iniciar una psicoterapia, ya que sin duda, debe haber una fijación en su niñez, probablemente en el tiempo que a usted le enseñaron a controlar sus esfínteres. Tal vez hay algún conflicto con la figura paterna y blablabla…Pasan varias sesiones y el problema no terminaba.
-Cada noche, cuando me acuesto, aparece el enanito verde, me mira fijo y me pregunta ¿Hiciste pipí? y yo no puedo dejar de hacerme pipí en la cama-, relata el paciente.
Entonces el psicólogo le dice: Mmmmm… ¡Ahá!…..Vamos a intentar un afrontamiento más directo del conflicto a ver cómo nos va. Esta noche cuando se acueste y se le aparezca el enanito, usted mírelo también fijamente a los ojos y con voz firme y convencida respóndale: ¡Sí, hice pipí! …Va a ver cómo se soluciona el problema. Venga mañana y me cuenta.
Al otro día vuelve el tipo y el Psicólogo le pregunta: Y, cómo anduvo?
¡Pésimo! ¡Un desastre!…
¿Hizo lo que le dije?
Sí – dice el tipo- Me acosté, me tapé y apareció el enanito verde y me preguntó: ¿Hiciste pipí? Yo, me acordé de lo que usted me había dicho… Lo miré fijamente y con valentía le dije: ¡Sí, hice pipí! Y el enanito me miró fijo y me preguntó… ¿Y caca?
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Eso es todo por el momento, espero los hayan disfrutado. Si usted tiene algún chiste de psicólogos, no dude en compartirlo.
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