La meditación: Derrumbando mitos
- Paulina Sallés Bastarica
- 16 mar 2011
- 3 Min. de lectura
La meditación es un arte contemplativo y se utiliza en muchas tradiciones culturales, filosóficas y religiosas. Poco a poco el interés por ella se ha ido extendiendo al mundo occidental, siendo una práctica que actualmente realizan millones de personas a lo largo del globo. Cada vez son más los centros de meditación que, actualmente están floreciendo en todas partes, ofreciendo orientación, guía, clases, retiros y talleres.
La meditación, entonces, ha dejado de ser algo “exótico” y ajeno a nuestra cultura para establecerse entre nosotros. Probablemente, como plantea el Dr. John Kabat-Zinn, fundador de la Clínica de Reducción del Estrés, del Centro Médico de la Universidad de Massachussets, “estamos asistiendo a los primeros estadios del despertar de nuestra cultura a las potencialidades que se ocultan en nuestro interior, al cultivo de la conciencia y a la familiarización con la quietud y el silencio”.
Sin embargo, es posible ver que aun se trata de un concepto difícil de comprender para algunos, razón por la cual, en el intento de compararla con otras técnicas y prácticas, la meditación ha quedado rodeada de ideas preconcebidas y mitos que es importante descartar y aclarar antes de abocarse a comprender de qué se trata.
En primer lugar, como aclara el Dr. Kabat-Zinn, la meditación no es una técnica, ni un conjunto de ellas, sino una forma de ser. Con ello se refiere a que, si bien en la práctica de la meditación se utilizan métodos y técnicas, éstas son los vehículos que nos orientan hacia modos de ser en nuestro cuerpo y en nuestra mente en el momento presente, pero la meditación en sí, es una forma de ver, de percibir y hasta una forma de amar.
La meditación, tampoco es otra forma de hablar de la “relajación”, aunque pueda ir acompañada frecuentemente de estados profundos de relajación y bienestar.
No se trata, como muchas personas piensan, de un entrenamiento para dejar la mente en blanco, para hacer desaparecer las preocupaciones y llegar a un estado de paz y comprensión profundas a través la eliminación del pensamiento. Por el contrario, la práctica de la meditación puede estar saturada de preocupaciones, aflicciones y molestias de cualquier tipo. Lo importante, de acuerdo al Dr. Kabath-Zinn, no es el contenido de la experiencia, sino la conciencia de ese contenido, de los factores que influyen en su desarrollo y del modo cómo éstos nos afectan.
La meditación está lejos de ser una herramienta para controlar y manejar los pensamientos. A pesar que hay algunas formas discursivas que se dirigen al ejercicio de determinadas cualidades y emociones positivas, el objeto de la meditación es experimentar el momento presente tal cual es, con la mente y el corazón abiertos, en lugar de verlo del modo que queremos hacerlo.
Cabe señalar que, a través de la meditación no se intenta llegar a un lugar determinado, sino permitirnos estar donde estemos, tal y como estemos, en la situación que nos encontremos e inmersos en el mundo tal cual es. La dificultad de esto reside en que generalmente, a través de los pensamientos, vamos encontrando defectos y resistiéndonos a aceptar, aunque sea de un modo pasajero, las cosas tal cual son.
Lo anterior no quiere decir, por ningún motivo, que se dejen a un lado las aspiraciones y el deseo de cambiar algunas cosas y mejorar, sino todo lo contrario. Al sentarnos a meditar, al permanecer en silencio, podemos hacernos concientes amablemente de aquello que queremos cambiar y comenzar a trabajar, con un mayor conocimiento, en el desarrollo de nuevos hábitos.
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